La Enfermedad

A veces nos obstinamos en seguir por un camino que nos es antinatural y "forzamos la máquina" tratando de conseguir los objetivos mentales que en realidad no se corresponden con los deseos del corazón.

A veces nuestro cuerpo se rebela. La Inteligencia que habita en cada una de nuestras células ya no puede o no quiere seguir en el camino que le marca nuestra razón y entonces nos da un aviso.

He estado enfermo. Ha sido la manera en que la Inteligencia de la Vida me ha dado un toque de atención. Ha sido una forma muy potente de bajarme los pies al suelo y de recuperar la humildad. Os aseguro que he "captado la indirecta".

En los primeros días de soledad me acordaba de mi madre, que también vive sola allí en el pueblo. Qué dura es la soledad, qué triste.

Luego, cuando me acosaba la fiebre pensaba: qué absurdo todo esto. Qué absurdo tener que luchar cada día contra uno mismo para ir a trabajar, o para realizar tareas que en ealidad no quieres hacer ni te importan, perdiendo el tiempo y las energías en seguir al resto del rebaño, como marca esta sociedad. Mi cuerpo se habia plantado. Mi cerebro había activado el stop y mi corazón no quería seguir más. En mi conciencia se oía la vocecita de mi yo adolescente diciendo "es que no me escuchas!"

En mis momentos de fiebre fuí al baño y allí me desmayé. Caí semi-inconsciente golpeándome contra el armario, me sujeté como pude y volví a golpearme contra el lavabo. Estaba completamente solo . . . y asustado. Como pude llegué hasta el sofá y me quedé tumbado, pensando. Si ahora tuviera que morir, ¿qué importancia tendría todo lo demás?, ¿que sería lo que de verdad me importa? Si mi cuerpo fallara en este momento, ¿qué me llevaría de valor? Qué importan realmente los estudios, que tenga un examen, el tipo de trabajo, los ingresos mensuales, el alquiler, los compromisos sociales, qué importa todo eso. Cuando miro a la enfermedad cara a cara, cuando puedo sentir su aliento, sólo me importa lo más básico, el estar con mis seres queridos, demostrarles lo que los quiero y el recibir su amor.

A las pocas horas volví al baño, temeroso y debilitado. En ese momento me volví a desmayar, pero esta vez, una mano amiga me agarró al vuelo e impidió que cayera de nuevo al suelo. Me llevó al sofá y allí me cuidó. En ese preciso instante llegué a ver, desperté del sueño y acerté a comprender lo que realmente es importante, frente a todo lo demás.

Es todo tan sencillo, tan básico pero tan bello. Cuida aquello que valoras y no te agobies por lo demás. Yo valoro el instante presente, la familia, el calor de un hogar (sea el que sea). Valoro un paseo al atardecer, valoro la luz del Sol en mi cara, la textura del aire entrando en mis pulmones, valoro el roce de la brisa sobre mi piel, valoro la salud entrando de nuevo en mi cuerpo, valoro la llamada de un amigo. Valoro el apoyo de una mano amiga, valoro el Aqui Ahora, sentado en un parque oyendo el rumor del agua, el sonido de los pajaros, o sintiendo la caricia de mi gato, siendo consciente de la belleza que nos rodea y formando parte de esta vida.

Lo demás no tiene importancia. Lo demás son cosas que ya se solucionarán. Lo Verdadero está aqui y ahora.

Hagamos algo en la dirección de nuestro corazón. Tomemos las riendas de nuestra vida tal como nosotros la queremos y no como los demás nos digan. Actuemos en las cosas que de verdad nos importan y no perdamos el tiempo con otras memeces. Honremos y cuidemos de nuestros seres queridos y demostrémoles nuestro aprecio. Y sobre todo, descubramos lo que hemos venido a hacer aquí y no muramos con la música dentro.